El estaba lejos, muy lejos. Estaba como vacío, sin noticias, sin nada q decodificar. Estaba plain, indescriptible.
Ella, por lo contrario, estaba muy cerca de mi. Llena de emociones, experiencias, sensaciones, pensamientos.
Deseaba saber q pasaba en el, pero no podía ni adivinar que pasaba x alla, x su cabeza, x su cuerpo, x su mente.
Ella tampoco sabia cuanto d todo lo que vivía se dirigía a el, o se relacionaba con el.
La situación estaba como suspendida y ella, según lo que me daba a entender, se sentía paralizada.
No quería moverse demasiado por no saber que venia después y por no poder reconocer que sucedió en el.
El por su parte, no mantenía una conversación ni un contacto directo conmigo, asique tp podía adivinar su situación, ni entender, ni reconocerla, ni explicarle un poco o ayudar a aclarar le algo.
Y asi estábamos los tres, ella y yo, cercanas, conversando observando el crecimiento d nuestro vinculo, enredadas; el lejano, ajeno a nosotras, simple.
Me daba ganas de poder ser ajena a la situación, poder salirme del marco y poder ser simplemente la voz que narraba su historia; x un lado, para saber que sucedía, por otro, xa poder dirigirla, escribirla. Pero no podía ser esa voz, era demasiado cercana a ella como xa poder ser una tercera o al menos una especie de jueza o por lo menos obervador no participante. Hoy me hubiera gustado ser ese "el de afuera es de palo", pero ella con su forma de contar la vida, sus cuentos y sus emociones, me había atrapado totalmente y me había hecho su cómplice, su dama de confianza.
No podía tomar partido.. Xq el partido me había tomado. Ya no era objetiva sino confabuladora de la situación.
En su momento me encantaba ser su cómplice pero ahora donde ya la conocía y me hubiera gustado ayudarla, donde hubiera dado todo x facilirale algo, ya no podía, no podía aconsejarla, ni quedarme fuera d la situación, ni hacer de narradora o tratar d escribir, o por lo menos dibujar su historia. No, ya no podía, ya no podía tomar el rol que siempre había tomado, ni hacerla parte de una de mis historias. Ya no, ella había desarrollado una magia poderosa sobre mi, me había atrapado y enmarañado con sus cabellos. Me había seducido con su estilo de vida, con su forma de percibir el mundo, dejándome en una posición donde solo podía acompañarla, donde solo tenia ganas de quedarme ahí, quieta escuchandola, observandola, dándole esta atención que tanto quería y buscaba, pero que generaba naturalmente.
Sus ojos contando me su historia me atrapaban, no me dejaban apartar un minutos mis sentidos de ella, no me dejaba escribir, no quería escribir su historia, por primera vez quería ser oyente y no narradora. Me interesaba demasiado su realidad o su fantasía y percepción de su vida, no quería utilizarla como inspiración para un escrito.
Esos gestos no se podían transcribir, ese tono de voz no podía musicalizarse, las sensaciones que salían de ella, no las podía describir, ni lo que ella me generaba. Si yo hubiera intentado escribir lo que ella me contaba perdía demasiado contenido, no podia hechar a perder tanto.
Como describir los destellos de esos ojos celestes cuando hablaba de el? O como movia y se tocaba los rulos dorados cuando me decia todas las incognitas que el le generaba?
No podia aplanarla a una historia, su belleza no se podia escribir en palabras, habia que vivirla para poder consumir hasta cada ultimo detalle de su ser.
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