Hold on, hold on, our love can wait
Y alla van ellos, brazo en brazo, caminando por su calle favorita.
Envueltos por un aire fresco, en silencio, pensando sin querer pensar.
Disfrutan, contentos y contenidos. Lo bueno, si corto, doblemente bueno.
Y aunque una parte de ellos quisiese que esto fuera eterno, otra parte de ellos cree saber que si fuese asi, no seria, que seria otra la situacion y quiza, quiza la magia se perderia.
En un acto de valentia, o impulso, por no perderse en la idea de no tener mas magia, El, pone una canción. Una cancion que ya es de ellos. Que pareciese serles significativa.
Lo hace corriendo un riesgo. El riesgo de traerla mas cerca de el, de su corazon, de que ella, libre como es, y el libre como la quiere, por un momento fantasee con algo parecido a un futuro.
Ella, lo deja correr el riesgo y por ese ratito, esos 3 minutos 51 segundos, se permite sentir lo que podria ser estar enamorada. Se permite sentir lo que parejas felices sienten, se permite pensarse queriendo a alguien. Por esa suma de segundos, es la persona mas feliz del mundo estando en brazos de alguien.
El distraido, o distraidamente, la abraza un poco mas fuerte, como si su cuerpo tratase de decirle: No te vayas, quedate conmigo; pero su corazon embriagado por sensasiones solo logra y quiere expresarle que se ciude, que se ciude hasta que se vuelvan a ver.
Con los ultimos tonos de esa cancion se despojan de ellos y dejan que sus labios se unan y se toquen y, lejos de alguna vez haberse imaginado como aquellas parejas, se sienten los mas afortunados, los mas afortunados por haberse cruzado por esos momentos. El mundo desaparece y solo quedan ellos, la briza fresca y unos tonos de fondo. Todo londres, toda calle, toda naturaleza se fusiona en ese beso y en esa respiracion. Toda memoria, recuerdo, futuro, fantasia, miedo, alegria o pensamiento; da igual, porque lo unico que vale es el hoy. Y el hoy es lo que les queda.