jueves, 8 de septiembre de 2011

Había tenido un extraño sueño, un sueño en el cual ella yacía ahí y lo miraba. Lo miraba tranquila. Lo observaba, cada detalle. Era el, pero no era el. Eran sus ojos, pero no eran sus ojos, eran sus labios peor no eran sus labios, era su cara pero no era su cara.
Ella simplemente lo describía en su mente.
No podía dejar de mirarlo. No podia dejar de recorrerle cada detallle de su cuerpo descubierto.

Pero tampoco podia acercarse a el, tampoco podia tocarlo, ni moverse, ni moverlo, era como si una gran pared transparente los separaba. Una gran pared, que nadie veía, que nadie sentía, pero que hacía imposible el acercarse, tocarse, besarse, moverse.

Y ella simplemente lo miraba de lejos, callada. No pensaba, no sentia, no esperaba, solo permanecía.

Y poco a poco, también ella se convirtio en vidrio, en hielo, en algo transparente y frio.

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