martes, 30 de julio de 2013

Aquel día

Recuerdo el día que me cure de juan. Fue el día que salvé una mariposa.
Había sido un día soleado de verano. De esos días que uno toma sol y se mete en el pileta.
En una de esas metidas de piletas, encontré una mariposa, empapada, a punto de ahogarse. La saque de la pileta, la cuidé, la sequé, la puse al sol junto a mi, sobre mi dedo. La ciudaba con amor, a pesar del panorama oscuro que parecía encontrarse en el ocaso.
Pero estuvo bien, los úlitmos rayos de sol, parecían haberla secado, y el agua no haberle quitado todo su polvo de mariposa para volar. Y puso volar.
Voló y se fue.
Mirando como se alejaba, desee, que volviese, en tan corto tiempo, me había apegado a ella. Mientra sentía ese enorme deseo en mí, una frase se cruzó por mi mente: si la amas, dejala volar. 
Era verdad para que la había cuidado y querido si no era para que fuese libre y capaz de volver a volar?

Y fue allí que comprendí, que reconocí, que si tanto lo quería a él, simplemente tenía que soltarlo y dejarlo ser.
Entendí que también aquí, todo su amor y todo mi amor, habían cumplido su ciclo y que si, ya tampoco aquí había razón para retenerlo.

Por ese último instante lo ame, lo amé más que nunca y más que a nadie; le sonreí, le deseelo mejor y me despedí, corte las cadenas que se aferraban a el.
Realmente quise que fuese feliz, aunque no fuera conmigo
Un primer amor nunca muere, 
lo que tampoco significa, que exista para siempre.
(espero)

Un tiempo más tarde me lo volví a encontrar. En su viaje de egresados, pero esta vez de la facultad.
Lo miré y vi, que aún seguía siendo mi gran amor, quizá hasta mi único amor, pero ya no era mío, ni era mi amor, lo era, pero en el recuerdo. Ya el, no era mi el, para mi sorpresa, ya había quedado atrás.
Era agradable verlo, porque era necesario para cerrar del todo un ciclo, un ciclo que al que nos habíamos animado el día de su fiesta de egresados del colegio y un ciclo que terminábamos, sin que le lo supiese, conscientemente quizá, cuando acababa su ciclo facultativo.

6 años de un amor platónico, 6 años de escritos y poemas secretamente escritos hacia el, 6 años.
6 años tortuosos y placenteros, 6 años habían conlcuido.
una tremenda liviandad invadía mi cuerpo y esta vez, sentía como era yo, esa mariposa que volaba sin mirar atrás.

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